Los dentistas están cada vez más preocupados por el aumento de personas con obsesión por el blanco de sus dientes. Esta patología es conocida como Blancorexia.
Ante esta gran demanda, se han abierto centros donde se realizan blanqueamientos sin ningún tipo de supervisión por parte de un profesional. En ellos no se valora si es correcto el uso de esas sustancias para cada boca en concreto ni la estado de la salud bucodental.
BLANQUEAMIENTO DENTAL:
Hay que recordar que el color natural de los dientes depende de muchos factores tanto intrínsecos como extrínsecos (raza, genética, hábitos alimenticios…). El color natural no es blanco, sino que es marfil incluso tirando a mas amarillo.
El blanqueamiento supone un procedimiento con sustancias químicas que aumentan la porosidad de las piezas dentales para que ciertas sustancias penetren dentro de su estructura. Están sustancias son el peróxido de hidrogeno y el peróxido de carbamida.
En altas dosis pueden ser dañinas tanto para los dientes como para las encías, pudiendo producir grandes irritaciones y daños.
Por eso, es imprescindible que antes de hacer un tratamiento como el blanqueamiento, la boca goce de un buen estado de salud, tanto gingival como dental.
En el caso de que no sea así, se pueden producir daños en las encías (gingivitis), en los dientes (desmineralización del esmalte) e incluso penetración dentro de la pieza dental produciendo necrosis pulpar. Como síntomas más comunes la hipersensibilidad dental y el cambio en el gusto.
Ana V. Canoa
Odontóloga